Por Luisa Fernanda Bedoya, Abogada y profesional en ambiental
Hace un mes, en San Andrés, hablaba con Charles, un pescador de la isla que me contaba que a veces se sentaba a pensar en la abundancia de peces, cangrejos y langostas que solía encontrar al ir de pesca hace un buen tiempo. Charles me contaba que: “Antes había tantos peces y hoy tenemos que ir más lejos o vivir de otras cosas, como del turismo”.
Estuve en San Andrés en octubre con Corales de Paz para monitorear colonias de coral y hacer restauración coralina en varios lugares de San Andrés. Se trataba de la expedición San Andrés Reef Check y Reef Repair 2021 y conocí varias personas que, como Charles, hablaban de esos peces que ya no se ven, de lo que toca hacer para pescar y de la conservación de los ecosistemas de corales del Caribe colombiano.
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más importantes. Albergan más del 25% de las especies marinas y protegen las costas de huracanes, tormentas y otros eventos climáticos. No obstante, los estudios muestran que, a nivel global, 30% de los arrecifes ya están seriamente dañados y que se espera que 70% de todos los arrecifes de coral desaparezcan en 2030 si no se toman medidas correctivas para detener los impactos antropogénicos negativos en las comunidades de arrecifes de coral.
Teniendo en cuenta eso, Corales de Paz está trabajando en la isla de San Andrés con otras fundaciones, con instituciones del Gobierno y con pescadores artesanales para restaurar colonias de coral en varios lugares de la isla y monitorear y conocer el estado de esas colonias.
En la expedición aprendí que antes de restaurar un ecosistema es necesario conocer su estado y así fue como comencé a aprender de enfermedades, impactos y amenazas de los arrecifes de coral, de los peces que son bioindicadores o que nos dicen de la situación del ecosistema cuando no están, de invertebrados y hasta de sustrato.
Para mí, que soy de un campo que a veces se ve distante de lo ambiental, fue una de las experiencias más importantes y que me acercó más al mar. Ahí me di cuenta de que la conservación y protección de corales no es algo solo de biólogos o ambientalistas y que los corales de hecho son esa esperanza en el mar para las comunidades costeras.
Luego de conocer y aprender cómo monitorear corales aprendí sobre restauración. Corales de Paz me enseñó que no es lo mismo conservar, rehabilitar y restaurar y que una de las estrategias de restauración coralina es la jardinería de coral. En las clases y en el trabajo en el mar, Corales de Paz nos contaba que unos pescadores artesanales de la isla estaban aprendiendo de jardinería de coral y que ellos fueron los que nos enseñaron cómo hacer una buena mezcla para fijar los corales al sustrato.
Hay que decir entonces que para la conservación y protección de corales se necesitan esos saberes de los pescadores artesanales y de las comunidades costeras, y que en efecto, no es algo solo de biólogos o ambientalistas.
Gracias a Corales de Paz y especialmente a Andrea, Daniel, Ángela, Juan Camilo y Phanor por enseñarme que un pequeño grupo de ciudadanos puede cambiar las cosas y que de hecho es la única cosa que siempre lo ha hecho.
Espero poder ir a más expediciones y seguir apoyando el trabajo de Corales de Paz por el mar y los corales y especialmente por las comunidades que viven en el mar.
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