Cuando estaba pensando en la visión de Meaningful Diving siempre me enfoque en hacer del buceo una herramienta de conservación del ambiente. También incluía en esta visión la oportunidad de hacer del buceo un propulsor del desarrollo social en zonas costeras. Pero que equivocado estaba yo al pensar que el alcance del buceo se limitaba a estas dos aplicaciones. En los últimos días, me he dado cuenta que el buceo va más allá de ser una actividad deportiva o una herramienta de trabajo.
Ya para hoy los colombianos debemos estar al tanto de que el pasado miércoles 31 de agosto en horas de la tarde se perdieron 5 buzos después de realizar una inmersión en los alrededores de la Isla Malpelo (ver nota). Las oportunas operaciones de búsqueda de la Armada Nacional de Colombia (ANC), la Fuerza Aérea de Colombia (FAC), con el apoyo de las embarcaciones Maria Patricia, Yemayá, vuelos privados organizados por la Asociación de Profesionales del Buceo de Colombia (APBC) y el apoyo de los colombianos, llevaron al rescate con vida de tres de los buzos desaparecidos (ver nota de El Tiempo). La búsqueda de Carlos Enrique Jiménez y Erika Vanessa Díaz, los buzos que al momento de escribir este blog (Domingo 4 de septiembre 2016) aún siguen desaparecidos, continua. Estoy seguro que en el próximo blog escribiré sobre el termino exitoso de la búsqueda de estos dos buzos.

Estoy asombrado y conmovido con la respuesta que el país y la comunidad de buzos han tenido en esta situación. En el momento en que se hizo la notificación de los buzos desaparecidos, la ANC y FAC desplegaron lo que ha sido catalogado por unos la búsqueda marítima más grande realizada en Colombia. Por su parte, la APBC y los clubes de buceo iniciaron desde el viernes una campaña de recolección de fondos para financiar vuelos privados que asistan las operaciones de búsqueda de la ANC y FAC. La respuesta de los colombianos es indiscutible y con sus recursos se han podido realizar varios sobrevuelos desde el aeropuerto de Cali. Tanto la ANC como la APBC continuarán con la búsqueda de Carlos y Vanessa hasta que estos sean encontrados.

De igual forma, el sábado 3 de septiembre entre las 7 y 8 de la noche, se realizó en varias ciudades de Colombia un plantón, una reunión de esperanza, para orar por la vida y el rescate de Carlos y Vanessa (ver nota). Yo me encontraba en Cali y asistí a las piscinas Alberto Galindo con mi camiseta blanca y una vela. Por estar viviendo fuera del país casi 10 años y fuera de Cali unos 20 años, conozco muy poco la comunidad de buzos caleños. Fue muy grato ver como todos estaban unidos por una misma causa y el recibimiento que me dieron y le daban a cada persona que llegaba. Me sentí en familia. Me sentí protegido. Sentí una fuerza especial que espero les haya llegado a Carlos y a Vanessa para que se mantengan fuertes, y también a los involucrados en la búsqueda para que les de ojos de águila y pueden encontrarlos rápidamente.

Cuando salí de Colombia hace 10 años, me llevé una imagen de un gremio desconectado y débil. Hoy, esa imagen está cambiando. Veo ahora un gremio que en casos de emergencia o dificultad se conecta con una fortaleza sorprendente. Un gremio que es capaz de movilizar a todo un país por una causa común. Hoy veo el buceo también como una herramienta de cambio y de movilización. Espero que esta unión no sea temporal y se vuelva una rutina. Espero que toda la fuerza que nuestro gremio tiene continúe y nos lleve a aprovechar el momento de oportunidad que Colombia tiene. Pero por lo pronto, que nos lleve a encontrar sanos y salvos a Carlos y Vanessa!