Me atreví a proponerle que el monitoreo se hiciera en el espectacular ecosistema de los Corales de Varadero. Así cuando esperas con ansias que el 50% de tu ADN sea una realidad visible y tangible a la luz del mundo, hace nueve meses fue gestada la idea de un primer Reef Check en la ciudad de Cartagena de Indias. “¿Y dónde tienes pensado realizarlo?”, le pregunté al maestro Phanor Montoya-Maya. Salieron a flote varios lugares, reconocidos en demasía por ciudadanos locales y nacionales, como si no hubiese algún as bajo la manga; de un momento a otro, me atreví a proponerle que el monitoreo se hiciera en el espectacular ecosistema de los Corales de Varadero. No por nada, la aceptación fue unánime: Varadero ha estado en el ojo del radar científico colombiano y mundial por su reciente redescubrimiento en 2013, adaptación a condiciones inesperadas de calidad de agua y cobertura de coral vivo mayor al 35%. Por encima del promedio nacional, índices bajos de enfermedades, y otros impactos negativos. La mayoría de coterráneos, al escuchar semejante “disparate científico”, quedan con una agradable mezcla de ojos expresivos y sonrisas reales. Es que la Bahía de Cartagena, en el imaginario colectivo, tiene de todo menos vida: por fortuna, la misma naturaleza se encarga de reservarnos bellas sorpresas. “¡Eso me pasa por no saber de todo!, ¡qué belleza de coral!”, fueron las últimas palabras sentidas por parte de alguien recién conocido. Cardúmenes de peces cirujano, enormes colonias coralinas de Orbicella sp. y los triangulares “arbolitos de navidad”, fueron el mágico regalo que el mar me ofreció durante unas contadas horas. Durante el fin de semana del 22 al 25 de agosto pasado, tuve grata oportunidad de vivir una primera vez en cuatro años de labor voluntaria en defensa y gobernanza ambiental de
Me atreví a proponerle que el monitoreo se hiciera en el espectacular ecosistema de los Corales de Varadero. Así cuando esperas con ansias que el